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EmprendimientoRSC

Emprender con objetivos sociales y económicos o no emprender.

Emprender con valores

¿Es posible cambiar el mundo con nuestro proyecto y a la vez ganar dinero?

A lo largo de mi carrera he conocido a personas que han decidido emprender con un claro objetivo de responsabilidad social, que quieren transformar una realidad injusta o a todas luces mejorable. Muchas otras necesitan cumplir un sueño personal de ayudar a las personas a vivir mejor. Desgraciadamente, muchas de ellas se ven obligadas a abandonar porque su proyecto no resulta viable económicamente.

Por otro lado, también me he encontrado con emprendedores que tienen una visión meramente económica, con todo muy bien estructurado para conseguir dinero, sin un propósito mayor… y que también han fracasado.

Os diré algo que pienso desde hace tiempo y que me llega ahora más vivo que nunca: o emprendemos con un propósito de ayudar a otros, de aportar nuevas soluciones, de mejorar el mundo y a la vez de estar satisfechos en el alma con nuestro trabajo… o no funcionará. Pero eso no es todo. La otra cara de la moneda es ésta: o nos ponemos como uno de los objetivos que sea rentable o tampoco funcionará. Esta actitud de merecernos que nos paguen por nuestro esfuerzo y de querer hacernos un hueco en el mercado marcará la diferencia y las oportunidades de tener éxito.

¿Es realmente posible? Sí. Debemos desterrar la idea de que tener grandes valores y una necesidad de mejorar la sociedad está reñido con vivir con tranquilidad y dinero en el banco.

Mientras unos pocos no tienen ningún problema en agenciarse casi todo el pastel, las «buenas personas» emprenden sin números en la cabeza, sin un plan de viabilidad, sin invertir en branding, marketing, publicidad, formación en ventas, networking y todo lo que es imprescindible para que un negocio funcione.

Debemos dejar de ver el dinero como algo «indigno» o que «ensucia» nuestra visión humanista de las cosas. Querer ser viables económicamente y necesitar vivir con dignidad de tu proyecto es más importante de lo que crees: le estás diciendo al mundo y al mercado que lo que haces es importante, que la sociedad y tú lo merecéis y que vas a luchar por ello. Y así lo percibirán todos. Pero el tema de la relación con el dinero lo trataremos en otro post.

Es muy triste ver cómo personas que quieren aportar soluciones maravillosas para un mundo en crisis se quedan mirando cómo su proyecto se hunde. El mercado es un tablero de ajedrez donde la estrategia, el conocimiento y el uso inteligente de las herramientas adecuadas es imprescindible para tener oportunidades de ganar la partida, de redefinir las reglas y de poner las cosas a nuestro favor.

O tu producto/servicio es atractivo y lo sabes vender o apaga y vámonos, ya sea una empresa con una misión claramente social y ética -como AuaraDalal- o tu pequeño gran proyecto, que quizás quiere aportar una solución creativa a un problema, mejorar un proceso o hacer más fácil, interesante y agradable la vida de las personas.

Decía Bruce Lee que esperar que la vida te trate bien por ser buena persona es como esperar que un tigre no te ataque por ser vegetariano. Pues esperar que el mercado te trate bien sólo porque tienes valores y eres buena gente es exactamente igual. Ignorar las leyes del marketing es algo muy peligroso para tu proyecto. Y no hacer uso de ellas con inteligencia y creatividad es como jugar a la ruleta rusa: quizás salga bien… pero lo estás dejando en manos del azar.

Me encanta el concepto japonés de «Ikigai». Si no lo conoces, aquí te dejo una infografía para que lo analices y pienses si tu proyecto cumple estos requisitos:

  1. Es lo que amas -eso que te hace sentir que el tiempo no existe.
  2. Ayudas a mejorar el mundo o aportas soluciones para el bienestar de las personas.
  3. Te pueden pagar por ello.
  4. Eres realmente bueno en ello.

Emprendamos con sentido de servicio a la humanidad y con la pasión y la ilusión de hacer realidad nuestra idea, y después seamos los mejores estrategas. No tengamos pudor en comunicar que estamos ahí y que valemos lo que pedimos, sin desfallecer a la primera de cambio.

El reto consiste en diseñar -entendiendo diseño como la creación estratégica de una solución que resuelva un problema- un producto o servicio de gran calidad y que sea coherente con nuestra visión y misión vital. Después hay que aprender a sacarlo a la luz, trabajar para que desarrolle todo su potencial y conseguir que mueva a la emoción y a la acción -o contratar a profesionales que te ayuden a hacerlo- y al mismo tiempo convertirnos en embajadores entusiastas de nuestra nueva marca. Será imprescindible hacer uso de la inteligencia, el sentido común y la creatividad en todos los procesos, y ponerse manos a la obra con estos tres puntos, imprescindibles en esta nueva era:

  1. Desarrolla una marca profesional, única y memorable (en el caso de los autónomos o los empresarios que sean la cara de su producto o servicio tendrán que trabajar sí o sí la marca personal). Esto se llama Branding.
  2. No temas exponerte al mundo a través de las redes sociales para mostrar quién eres, aportar valor y demostrar que sabes de lo que hablas. Desarrolla un discurso y crea una comunidad en torno a tu marca.
  3. Realiza un networking constante y estratégico.

Recuerda unir esto a tus valores y a tu plan de empresa:

+ BRANDING ESTRATÉGICO
+ REDES SOCIALES
+ NETWORKING

En próximos posts desarrollaré más estos puntos y los retos a los que se enfrentan los emprendedores a la hora de salir ahí afuera, y os iré dando herramientas y estrategias creativas para dar forma a las ideas y comprobar si son coherentes y viables.

De momento quédate con la idea de que -además de aportar tus conocimientos, tu saber hacer y tu energía para transformar la sociedad- te mereces una parte del pastel que están repartiéndose los grandes que sí saben lo que hacen. Para ello debes conocer y trabajar sus mismas armas… pero con tus propios valores de base.

Sigue nuestro mantra: sé oro molido (para tus clientes, para ti y para el mundo).

¡Ánimo!

Aesentia. Branding y Diseño Gráfico.

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