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BrandingEmprendimiento

Sin estrategia y ayuda no hay éxito

Llevo tiempo dándole vueltas a una realidad que vengo observando, y no puede pasar un día más sin ponerlo negro sobre blanco. Sé que no soy la única a la que le preocupa y si, desde este pequeño foro, consigo llegar a unas cuantas personas me daré por satisfecha.

Y es que se nos está yendo de las manos el empoderamiento emprendedor sin conciencia de dónde nos estamos metiendo.

Miles de personas que, abrumadas por una situación profesional poco satisfactoria o por las consecuencias mentales y laborales de la pandemia, se han lanzado a desarrollar sus competencias en el desconocido y agreste mundo del emprendimiento, con el objetivo de tener más libertad, más tiempo, más satisfacción… Y no siempre es así.

La fórmula de la frustración

El problema es el siguiente: falta de conocimientos/ayuda + prisa por triunfar + mercado complejo y saturado = frustración.

El emprendedor comienza su camino ilusionado, con la premisa de perseguir sus sueños y con un producto o servicio que seguramente es muy válido… pero sin estrategia alguna. Desgraciadamente lo veo cada día en formaciones, eventos y en el universo indómito de las redes sociales.

Conciencia de marca

Por favor, seamos conscientes de que cuando emprendemos estamos lanzando una propuesta al mercado, y se convierte en una posibilidad entre muchas otras. Esa propuesta es nuestra MARCA (nuestro sello, nuestro hijo, nuestra apuesta de futuro… ). Vamos a tomárnoslo en serio para poder disfrutarlo con alegría.

Una marca se crea mucho tiempo antes de salir ahí afuera. Nace del corazón y de los anhelos más profundos del emprendedor. Y en ese mismo lugar hay un montón de monstruos con los que tendremos que luchar: nuestros miedos, nuestras creencias limitantes, nuestro carácter, nuestros valores y otras muchas cosas que hay que conocer y tratar de conciliar para que la marca sea fuerte y coherente con lo que somos. Es decir: hay que realizar un profundo camino interior.

Después de recorrer ese tortuoso pero maravilloso camino -o mientras lo recorremos, porque dura toda la vida- hay que realizar un plan de empresa, con tiempo, conciencia y grandes dosis de realismo. Es importante contar con apoyo cuando no sabemos hacer algo. No me cansaré de decir que este trayecto es muy difícil hacerlo solo. Hay personas que ayudan a clarificar y bajar a tierra las ideas emprendedoras. Conozco unas cuantas, no dudes en preguntarme.

Y por fin, cuando estamos seguros de que el proyecto es viable y tenemos claro en qué consistirá, comienza la fase más bonita: darle forma a nuestra marca.

Nuestro propio plan

Una buena estrategia de branding nos ayuda a no repetir lo que hacen los demás como si fuéramos ovejas. Nos obliga a trazar nuestro propio plan. Repito para que no caiga en saco roto: TRAZAR NUESTRO PROPIO PLAN. El nuestro. El de nadie más. Con nuestro ritmo, nuestras cualidades comunicativas y empáticas, nuestra forma de estar en el mundo, nuestra gestión del tiempo familiar y social, nuestros objetivos… No el plan del influencer de turno. No el plan del vecino. El nuestro.

Al Branding le sucede lo que a la educación de los hijos: o lo haces tú o se va haciendo solo… con los riesgos que ello conlleva.

Invierte en Branding

No dudes en invertir en Branding. Y no lo digo porque yo me dedique a ello. Hazlo con el profesional o la agencia que quieras o hazlo tú si tienes algunos conocimientos, pero hazlo. En un mercado tan cambiante, tan competitivo y tan líquido como el que estamos viviendo, puede suponer la diferencia entre vivir una experiencia comercial de supervivencia o de éxito.

El Branding no es sólo el diseño del logo -tengo que decirlo porque aún hay personas que lo confunden- sino la imagen mental y emocional que tus clientes tienen de tu marca. Y la marca es la huella que deja todo lo que haces, en todas las manifestaciones y en todas las audiencias, desde la primera vez que conectas con ellas hasta la forma de decirles adiós, si eso llega a pasar. El branding trabaja la personalidad de la marca en toda su extensión, incluido el espejo en el que se debe mirar: la mente y la emoción de quien se cruza con ella.

Debes tener una voz propia, un posicionamiento claro, una propuesta de venta y un diseño que conecten con las pulsiones y las emociones de tu público (un público que te está esperando, no lo dudes) y una forma de estar en el mundo coherente con lo que eres profundamente. De este modo y con un plan de comunicación y marketing básicos para empezar, tendrás muchas más posibilidades de dar en la diana y poder crecer progresivamente con tu negocio.

Llegar al alma, siempre

Llegará un momento en el que la inteligencia artificial acabe diseñándolo todo, y nos quedará centrarnos en el alma de las cosas y de las personas, que es lo que verdaderamente conecta.

Conócete, fórmate, rodéate de gente que aporta, persevera y AMA A TU CLIENTE. Utiliza estos mantras cada día y no pierdas la ilusión… Pero siempre con estrategia. Tómate en serio tu marca y el mercado también lo hará.

Cris Torres


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